jueves, 23 de junio de 2011

El kimono y la cultura japonesa


La cultura japonesa cultiva y reconoce como un valor muy elevado, la "otredad".

No solo el respeto por el "otro", diferente de mi sino, también, por el medio ambiente en que vive.

Este rasgo, la generosa sensibilidad hacia los seres y las cosas de la naturaleza, es lo que mejor describe la esencia de la cultura japonesa.

Es importante comprender el rol del kimono en la cultura japonesa.

La cultura occidental es percibida como suru bunka "una cultura que hace cosas" mientras que la cultura japonesa es considerada naru bunka, una "cultura" en la cual las cosas "devienen".

Es una cultura que valora el buen gusto, admira la belleza, respeta la cortesía y promueve la armonía.

Desde la prehistoria, el vestido estuvo compuesto por dos piezas unidas por el frente y la parte posterior, sostenidas por un cordel o faja anudada en la cintura. En un estadio temprano, ambas piezas estaban separadas pero con el tiempo, el kimono se transformó en una sola pieza con amplias mangas y un ancho y largo que lo hacían confortable y cómodo para usar en verano.

Para mantenerse abrigado en invierno, solo era necesario colocarse más capas de ropa.

Este maravilloso "envoltorio", un aspecto muy distintivo de la cultura japonesa, se deamatizó durante el período Heian (794 - 1185) cuando las damas de la corte superponían, en ocasiones ceremoniales, doce kimonos (juni hitoe) y en ocasiones se llegó a veinticinco kimonos que impedían desplazarse.

Desde entonces, un profundo y aprecio sin igual se establecieron por los colores y su combinación Se puso gran cuidado en la elección y armonización de los colores del kimono. Alrededor de 200 pautas se establecieron para regular cosas tales como los colores del cuello del kimono, los colores del exterior del kimono y el forro del mismo, debían ser armónicos.

Aún hoy, los colores aceptados para los meses de noviembre y diciembre se refieren con el tradicional término de ume-gasane "sombras de la flor del ciruelo", un kimono que es blanco por fuera y rojo en su interior.
Para marzo y abril, la combinación se llama fumi-gasane "sombras de la glicina" es un kimono color lavanda en el exterior y forro azul.
Otros nombres incluyen beni hitoe, un kimono de verano rojo rayado; ura yamabuki no uwagi, una vestimenta amarilla y naranja para invierno y primavera; y matsu-gasane, "sombras de pino".

Una próxima conexión con la naturaleza se da también en los tintes vegetales y los patrones y dibujos de los textiles para la confección de los kimonos.

Un diseño de primavera es la flor del cerezo y puede ser utilizado cuando los cerezos están en plena floración. Para invierno, escenas nevadas o flores de ciruelo.

Los diseños propios del verano y del otoño son el mar y las hojas rojas del arce.

Otro nexo estacional lo constituye la costumbre koromo gae (el guardar la ropa de una estación y poner en uso la de la otra) en consonancia con el comienzo del verano y la salida del invierno.

Esto se transformó en una observancia oficial semianual durante el período del Emperador Go Daigo (1318 - 1339) en la cual la gente no solo cambiaba su estilo de vestir sino, también, todos los aspectos de sus vidas.

Esta costumbre se extendió a otros grupos y durante el período Meiji (1868-1912) era observada por casi todos los japoneses.

La costumbre se transformó en el deseo de demostrar la profundidad y sinceridad de la sensibilidad hacia las estaciones, la naturaleza y la vida.

Con el advenimiento de la modernidad, los modernos dispositivos de calefacción y aire acondicionado, ya no se observa estrictamente  la costumbre koromo gae pero nos recuerda los cambios estacionales y espirituales que ocurren en la vida del ser humano.

Para aquellos que amamos el kimono, significa lo que Norio Yamanaka denominó ' la sabiduría del kimono'.

El kimono irradia su propia belleza cuando es vestido, es en ese momento que aquel que lo viste comienza a sentirse afortunado.

Cuando la gente escucha el término kimono imagina algo maravilloso pero, raramente, aprecia las transformaciones físicas y espirituales que se operan en el que lo viste. El hecho de colocarse 'una cosa' aúna el objeto al humano y le da su forma.

La ropa occidental, sea ya de medida o de confección es, variada en forma,  diseño y tamaño. La forma está prefijada antes de que una persona vista la prenda. Los accesorios la particularizan. Lo opuesto se da en el kimono.

Desde el más formal hasta el más informal, todos tienen la misma forma. Es posible hablar de la forma de un kimono solo después de ser vestido por una persona.

En otras palabras, es el que lo viste quien de acuerdo a sus competencias, crea la forma.

Esta es la potencial atracción del kimono y expresa la personalidad del que lo viste lo que hace del kimono, algo tan diferente de la vestimenta occidental.

Se puede decir que el amor por el kimono ha jugado un rol importante en la formación de la cultura japonesa; esta ha sido moldeada tanto por la transparencia del espíritu y el estilo de vida de vestir el kimono. Esta sabiduría de los antepasados ha sido heredada y aún hoy existe.

Lo interior del ser es, lo que da al kimono su verdadera forma.

Los que amamos el kimono debemos primero embellecer nuestro propio espíritu y carácter.

Esa es 'la sabiduría de la belleza'. 

Lo que es cierto para el kimono, también lo es para el obi. Ha sido descripto muchas veces como ' una expresión de belleza que rodea la espalda de una mujer'.


Debe recordarse que, solo en el acto de sujetar el obi es, cuando se le da su verdadera forma, vale decir que su real significado se hace evidente.

Históricamente, se creyó en la fuerza mágica que al sujetar objetos se establecía una conexión. Se creía posible transferir el amor o el espíritu de alguien a través de sujetar con un nudo y si las hebras del nudo estaban bien unidas, podía crearse un nuevo valor.

Desde épocas tempranas, la gente intercambiaba nudos de amor o eran utilizados como talismanes para alejar a los demonios o prevenir daños.

Musubi, el término utilizado para nudo, a menudo, se escribía con los caracteres chinos que significan ' espíritu viviente' y, el nudo se consideraba como el lugar de descanso del espíritu.

Tanto el kimono como el obi, enfatizan la belleza de las líneas rectas.

Cuando se viste el kimono, las líneas caen libremente.

Cuando el kimono se dobla, las líneas fluyen en un sentido preservado por el doblez, a lo largo de las costuras verticales. El hacer los dobleces derechos y correctamente - orime tadashisa - pone en evidencia lo que siente y el modo de tratar al kimono de aquel que lo hace.

Es ' la sabiduría de la cortesía'.

Shitsuke - hilvanado y entonces es modificable - es otra palabra sugestiva de la influencia del kimono en la cultura japonesa como un todo.

Su homónimo, shitsuke significa disciplinar, especialmente, a los niños y entrenarlos en el comportamiento y las maneras correctas.

Del mismo modo, de la expresión arreglar el cuello - eri o awaseru - del kimono, tenemos la frase eri o tadasu - que significa postura derecha.

De estos ejemplos podemos percibir las lecciones prácticas que imparte el kimono,lo cual aumenta la apreciación espiritual de todas las cosas que hacen posible la vida.