domingo, 20 de febrero de 2011

El kimono y yo




Amo el kimono.

 Me encanta llevarlo y deseo que otros, también, sientan el placer del kimono por eso, deseo compartir este blog para que puedan apreciar y comprender el arte del kimono y a través del mismo, la cultura japonesa.

Es todo un aprendizaje.

Me fascina el kimono, no solo por su belleza sino, también, por su complejidad mucho más sorprendente de lo que a primera vista pudiera parecer; al mismo tiempo posee un aspecto extremadamente sofisticado.

Es la esencia de la feminidad, es sugerente, deja la nuca despejada, al apoyarse sobre los hombros  obliga a tener la espalda recta dando lugar a un porte elegante.

Su belleza prevalece sobre la funcionalidad.

La palabra Kimono procede del verbo kimasu que significa “llevar sobre los hombros” y es allí donde se apoya el kimono.

El kimono es recto, no cae de manera natural sobre el cuerpo, para que “caiga bien” hay que colocarlo correctamente.

Hay que aprender a doblar el cuello con elegancia, subirlo hasta la altura justa del suelo, cruzarlo para que el escote forme una “V” cerrada pero sin trabar el cuello y dejar generosamente descubierta la nuca; alinear el faldón delantero con la costura del tabi derecho. 
Al cerrarse con nudos y cinturones, hay que aprender a anudarlos para colocarlos correctamente.

El kimono va acompañado de una serie de accesorios cuya función es la de modificar la silueta hasta hacerla elegante.

 
Es una práctica y de la ejecución precisa, dependerá la adecuada forma de la prenda.

 

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